La mañana de ayer mientras me preparaba un café y me sentaba a la sala, aún en pijama gracias a las vacaciones, encendí el televisor, algo que no suelo hacer muy seguido pero estaba helando y pareció buena idea un café, una manta y el televisor. En fin, me topé con una película donde intentaban explicar el comportamiento de una mujer después de que termina una larga relación y se topa cara a cara con el amor.
Entonces como siempre no pude evitar el autoanálisis y me recordé el enero pasado, hecha un caos. Pensé en el que ni había sido mi novio y en el que quería serlo. Dos seres completamente distintos, uno que me había roto un poco el corazón y otro que quería repararlo de todas las maneras. Pero como dicen por ahí, el corazón quiere lo que él quiere, y él no quería a ninguno de estos dos, ni a nadie.
Necesitaba arreglar la confusión mental que tenía, tuve que arreglarmelas sola un par de semanas mientras volvía a ver a Laura. Al fin, febrero llegó y con él, un poco de desahogó. Cierto día que por suerte tuvimos la tarde libre, Laura y yo fuimos a una alameda preciosa. Eran los primeros días del mes y el invierno parecía eterno.
Con dos cafés para llevar y chocolates de colores comenzó toda la confesión, ella dijo que sería mi decisión: chico número uno o chico número dos. En medio de tanta niebla, donde solo veía a tres metros a mí alrededor parecía haber suficiente confidencia para ridículamente mirar al cielo y decir un tanto en broma "Ni chico uno, ni chico dos, mándame un tercero".
¿Y qué creen? El tercero apareció. Se cree que cuando la persona correcta para estar contigo aparece, entiendes porque con el resto nunca funcionó. Y es verdad. Cualquiera parecía un tanto pequeño a lado de este tercero. Y así sigue siendo. Incluso decirle tercero es incorrecto, él era el ideal de todo lo que yo esperaba, él era y es el único.
Tanto él como yo somos muy complicados, incluso nuestra relación no es de flores y chocolates. Estos días ha estado ausente, y creo ser la única persona que entiende y acepta sus ausencias, aunque no significa que no le eche de menos, él siempre me hace falta. Incluso lejos, siento mil cosas. Él no sabe la cantidad de veces que me molestó por su ausencia, los minutos que gastó en recordar que entiendo porque lo hace, creó que tampoco sabe muy bien todo lo que implica que yo le diga que estoy enamorada de él.
Y en su ausencia, entendí la película y también la de está tarde. No funcionó con nadie más porque nunca queremos el paquete completo, sólo queremos los momentos felices y las mil salidas tomados de la mano. Pero una vez que empiezas a acumular más años, acumulas también muchas verdades.
La verdad es que cuando le digo que estoy enamorada de él, es totalmente. Estoy enamorada de su buen humor y hasta de la cara que hace cuando se molesta. Estoy enamorada de sus hermosas palabras y de su silencio. De sus logros y del ser que siente miedo. De su enorme sonrisa y también de sus ojos tristes. Y estoy enamorada porque lo acepté, tal cuál es, un ser imperfecto.
Y quién sabe si como yo creó que él es para mí, yo sea la adecuada para él. Lo cierto es que en su ausencia mientras me enojó y lo anheló comprendo que lo quiero como a nadie he querido, con el corazón, la mente y también el alma.
No lo dije hace dos días pero, hermoso seis, hermosas historias, hermosos días y en cada uno de ellos trabajó porque nos vaya bien.
Te adoro.
I.
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Lectores
Todo lo leído en mi blog queda bajó su propia interpretación, la única realidad de cada escrito sólo la conozco yo.
Suya.
- Dann.
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