jueves, 10 de septiembre de 2015

Recuerdos

Que no se olvidan. 

Hace como mil años que no venía por aquí, y no es que no haya querido. Simplemente desde que lo vi, todo perdió sentido. Nada parecía suficientemente lógico o real. Sé que fue a casa a verme varias veces, nunca lo recibí, aún así se quedaba platicando hasta que cayera el alba, entonces se iba a casa y mamá subía a ver si estaba bien, y yo realmente no podía formar una idea lógica en mi mente. 

Durante un mes asistió todos los días y se quedaba hasta las noches, algunas tardes lo veía un par de segundos desde mi ventana, andando por el jardín con mi madre, él me veía y yo me apartaba. Todas las tardes durante un mes escribí, escribí tan frenéticamente que me acababa doliendo la mano, escribí desde mi primer recuerdo, desde que era una niña. 

Cada tarde de escritura me traía un recuerdo nuevo, cómo si por fin hubiera desatado dentro de mí la secuencia que fue mi vida. No había notado que lo único que recordaba era mi vida desde hace dos años. También recordaba la cantidad de pastillas que me hacían tomar diarias y que yo no tenía muy en claro para que eran, pero siempre decían que era indispensable que las tomará. Todas las noches, tres antes de dormir. 

El mismo día que lo vi, ese mismo día que me desvanecí y me tomó en sus brazos deje de tomarlas y fue como sí fuera una recién llegada al mundo, Por un lado todo me parecía nuevo y atractivo y por otro lado, en el fondo sabía que eran cosas que conocía desde hace varias vidas, lucían diferentes, pero al fin y al cabo eran las mismas. Incluso, las mismas almas pero en diferentes personas. 

No sé lo dije a nadie. pero todo lo escribí, tracé toda mi vida en esas hojas color ámbar. Toda mi verdad, por confusa que pareciera, olvide lo que todos me decían y recordé lo pasado. Recordé tanto que al pasar un mes ya tenía 15 cuadernos llenos. Mamá no entendía mi afán por escribir pero sabía que me mantenía tranquila y ella misma me regalaba un nuevo cuaderno cuando lo necesitaba. 

El día 30 él volvió a tocar a mi puerta, esa tarde tomé mi cuaderno, bajé las escaleras y le abrí la puerta. No fue ninguna sorpresa su presencia, lo conocía tan bien que era en parte como verme a mí. Fuimos al jardín y después de una breve plática con mi madre que ya tenía por costumbre, ella se fue. Él no dijo nada, yo abrí mi cuaderno, en mi primer recuerdo y comencé a leer:

16 de Octubre de 1400.

Mamá me despertó hoy muy temprano, vino a mi habitación, me abrazó y me beso con una gran sonrisa en su rostro, me dijo "Feliz cumpleaños mi Bella, hoy mi bebé cumple cuatro años". Mamá lucía muy joven y muy guapa, tenía unos ojos color avellana enormes, que resaltaban aún más por su cabello rojizo, igual que el mío, era una mujer muy dulce y entregada. Esa mañana me llevó a tomar un baño caliente y me puso un vestido blanco, con listones. Después de eso, bajamos y papá me tomo enseguida en sus brazos. A la tarde, casi toda la familia estaba en casa, yo iba de brazos en brazos, hasta que finalmente volví con mis padres, recuerdo que fue un día muy agradable, por la noche me dormí de inmediato después de comer un pan lleno de fresas. 

Miré a Elliot cuando terminé de leer, él estaba sonriendo. Esa fue la mejor respuesta a mis dudas. 

Frida.
Kazán 1993.

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- Dann.

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