sábado, 19 de septiembre de 2015

No hay barreras entre tú y yo.

Sobre los mexicanos, sobre ti, sobre mí. 

Hoy es uno de esos sábados en los que en lugar de quedarme en casa, me levanté temprano, me duche, tomé el desayuno y salí de casa. Hoy es uno de esos días en los que me siento tan feliz como cuando mi primer perrito llegó a casa (y ya tiene 13 años conmigo), hoy es uno de esos días en los que, cómo diría mi pequeña de los risillos de oro (que por cierto, Feliz cumpleaños Ponce!) me siento conectada con todo. 

Ayer, aunque usualmente es un día bastante pesado, fue uno de los más agradables también. Y es que dentro de todas las cosas rutinarias y cotidianas que hago me di cuenta que hago algo que no lo es tanto, y que además la mayoría de los mexicanos hacemos, porqué está en nuestro ser. Lo que escribiré a continuación es sobre ustedes, sobre ellos, sobre él y sobre mí. 

Cierta ocasión, una compañera de la facultad nos preguntó a mis amigos y a mí porque siempre nos dábamos un abrazo al despedirnos, si nos veremos al día siguiente, nosotros respondimos que no sabíamos, que era algo que simplemente hacíamos desde siempre. Y fue una pregunta que no había tenido respuesta hasta hoy. 

Cuando damos un abrazo largo, cuando sonreímos mirándonos a los ojos, cuando ríes a carcajadas con alguien, los mexicamos estamos diciendo algo muy claro, aún sin darnos cuenta, estamos haciendo una declaración: "No hay barreras entre tú y yo", Porque te dejó cruzar mi espacio personal, te dejó interactuar conmigo sin palabras y es que no hacen falta. 

Como cuando sonreímos mirándonos a los ojos, pareciera como si nos conectáramos de alguna manera invisible y para mí es como si pudiera ver y tocar tu alma, sé que parece irracional, sin embargo, siempre he creído que las personas impregnan su ser en cada movimiento y sus sentimientos en cada mirada, y sin ser más, yo disfrutó mucho esa declaración. 

Recuerdo también que mis hermanos y yo desde pequeños tenemos por costumbre besar y abrazar a nuestros padres donde quiera que los veamos, ya sea en casa o en la calle. Y por experiencia de vida, es así como sé que después de establecer confianza con un mexicano, puedo decir con toda certeza que los abrazos tendrán que añadirse a su lista de "costumbres" y que el hecho de no tener barreras, será también una puerta abierta a la peculiar, colorida y carnavalesca vida que los mexicanos llevamos. 

Y es que lo mejor que podemos decir, lo "decimos" sin palabras. 

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Está vez, voy a permitirme un espacio para poder felicitar a uno de los seres que más se conecta con todos y muchas veces sin palabras. Ella es una mujercita que hoy cumple 21. Nos hicimos amigas aún contra los pronósticos y la verdad es que tenerla en mi vida es una aventura. Ella es muy peculiar, muy divertida y más fuerte de lo que podría aparentar. El pensar en la cantidad de locuras que ha hecho y dicho en este momento me hace reír, pero la verdad es que ella forma parte de las personas que han estado en mis momentos más difíciles y en los más bellos también. Ella sabe lo que quiero decir muchas veces sin que diga nada. A veces decimos que es la bebé del grupo por lo tierna y a veces inocente que es.....realmente es adorable que guarde una parte de su ser que continué siendo tan natural como ella es. Aunque no acostumbró felicitar a las personas en sus cumpleaños (Sé lo que piensan) hoy quiero celebrar el tener a alguien así en mi vida y que sea incondicional para mí como yo lo soy para ella. Te amo risitos, Feliz cumpleaños!!

- Dann.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Recuerdos

Que no se olvidan. 

Hace como mil años que no venía por aquí, y no es que no haya querido. Simplemente desde que lo vi, todo perdió sentido. Nada parecía suficientemente lógico o real. Sé que fue a casa a verme varias veces, nunca lo recibí, aún así se quedaba platicando hasta que cayera el alba, entonces se iba a casa y mamá subía a ver si estaba bien, y yo realmente no podía formar una idea lógica en mi mente. 

Durante un mes asistió todos los días y se quedaba hasta las noches, algunas tardes lo veía un par de segundos desde mi ventana, andando por el jardín con mi madre, él me veía y yo me apartaba. Todas las tardes durante un mes escribí, escribí tan frenéticamente que me acababa doliendo la mano, escribí desde mi primer recuerdo, desde que era una niña. 

Cada tarde de escritura me traía un recuerdo nuevo, cómo si por fin hubiera desatado dentro de mí la secuencia que fue mi vida. No había notado que lo único que recordaba era mi vida desde hace dos años. También recordaba la cantidad de pastillas que me hacían tomar diarias y que yo no tenía muy en claro para que eran, pero siempre decían que era indispensable que las tomará. Todas las noches, tres antes de dormir. 

El mismo día que lo vi, ese mismo día que me desvanecí y me tomó en sus brazos deje de tomarlas y fue como sí fuera una recién llegada al mundo, Por un lado todo me parecía nuevo y atractivo y por otro lado, en el fondo sabía que eran cosas que conocía desde hace varias vidas, lucían diferentes, pero al fin y al cabo eran las mismas. Incluso, las mismas almas pero en diferentes personas. 

No sé lo dije a nadie. pero todo lo escribí, tracé toda mi vida en esas hojas color ámbar. Toda mi verdad, por confusa que pareciera, olvide lo que todos me decían y recordé lo pasado. Recordé tanto que al pasar un mes ya tenía 15 cuadernos llenos. Mamá no entendía mi afán por escribir pero sabía que me mantenía tranquila y ella misma me regalaba un nuevo cuaderno cuando lo necesitaba. 

El día 30 él volvió a tocar a mi puerta, esa tarde tomé mi cuaderno, bajé las escaleras y le abrí la puerta. No fue ninguna sorpresa su presencia, lo conocía tan bien que era en parte como verme a mí. Fuimos al jardín y después de una breve plática con mi madre que ya tenía por costumbre, ella se fue. Él no dijo nada, yo abrí mi cuaderno, en mi primer recuerdo y comencé a leer:

16 de Octubre de 1400.

Mamá me despertó hoy muy temprano, vino a mi habitación, me abrazó y me beso con una gran sonrisa en su rostro, me dijo "Feliz cumpleaños mi Bella, hoy mi bebé cumple cuatro años". Mamá lucía muy joven y muy guapa, tenía unos ojos color avellana enormes, que resaltaban aún más por su cabello rojizo, igual que el mío, era una mujer muy dulce y entregada. Esa mañana me llevó a tomar un baño caliente y me puso un vestido blanco, con listones. Después de eso, bajamos y papá me tomo enseguida en sus brazos. A la tarde, casi toda la familia estaba en casa, yo iba de brazos en brazos, hasta que finalmente volví con mis padres, recuerdo que fue un día muy agradable, por la noche me dormí de inmediato después de comer un pan lleno de fresas. 

Miré a Elliot cuando terminé de leer, él estaba sonriendo. Esa fue la mejor respuesta a mis dudas. 

Frida.
Kazán 1993.

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- Dann.