Y los tuyos.
Me di cuenta que la extrañaste de nuevo, al instante se me hundió el estomago y me sentí helada, me quedé inerte y me fui un rato. Me hice un embrollo, me sentí como un pasatiempo y en absoluto, nada importante en tu vida. En automático y sin ninguna ayuda, me aniquilé. Mis inseguridades me atacaron y ni siquiera lloré. Dentro de mí se destrozaba mi corazón y te odie.
Pasó hora y media mientras trataba de calmarme, y finalmente lo hice. El dolor no era menos que la primera vez que la recordaste. Pero está vez yo era más pulida, más fuerte y madura. Mentí, nunca te odie y no podría, pero si odie esa parte de mí que busca ver todo desde sus mil ángulos. Porque te entendía muy bien y no te culpaba de nada.
Te dejaron, como lo hicieron conmigo. No tuviste opción de terminar consiente de que así lo querías, como yo, mataste el sentimiento. Pero a diferencia de mí, yo ya no miré más atrás y tú sí. De verdad lo entiendo, no esperó que actúes como yo lo habré hecho, sé que fue y aún a veces sigue siendo muy difícil haber dejado algo que duro tanto y que significó mucho más.
Admito que el miedo llego a posarse como siempre lo hace, dominante y arrogante, pero le pedí que se fuera. Hace ya mucho que no encontré nada de malo con permitirme amar y amarte. Hace ya mucho que me corregí, que decidí que esta vez haría las cosas bien. Y hasta ahora, todo va mejor, incluso lo que creía incorregible en mí.
Sé que no la extrañas de la primer manera en que pensé, sé que ella tiene todo ese tiempo que estuvieron juntos. Y extrañas eso, a ti mismo, e incluso a ella por la manera que marco tu vida. De ningún modo me entrometeré en eso, calmaré mi dolor tratando de no tomármelo personal. Calmaré mi mente de suposiciones necias y no me enfermaré pensando de más.
Te he oído muchas veces y en situaciones diferentes decirme cuanto me quieres y no he conocido ojos más sinceros que los tuyos, ni abrazos que se hagan mi hogar como en los que me enredas. Por eso decido no dudar. Porque es imposible seguir avanzando y eventualmente no mirar atrás. Y sobre todo decido no dudar porque por algo ahora estás conmigo, porque fuiste libre y me encontraste.
Te amo, con tu pasado, tus demonios y los míos. Porque sin ellos probablemente no seríamos nosotros. Amo tu fuego que se aviva con mi aire. Amo el esfuerzo que haces por darme todo lo que merezco y te amo incluso también cuando fallas en el intento. Sí está bien o está mal, no importa, ya estoy en el camino y no hay vuelta atrás.
Tuya libremente.
Frida Obvlin.
Cartas perdidas de Frida O. Sin fecha sin remitente.
- Dann.
No hay comentarios:
Publicar un comentario