En cada centímetro de mi piel
Te expresaste en mí con una pasión desenfrenada, un amor a la historia, un gozo de colores, sones, regiones y sobre todo te deje expresarte en mi cuerpo.
No existen palabras suficientes para describirte, ninguna tan feliz, tan fuerte o tan rica, por eso es que el mejor para describirte es el baile, la mejor manera de decir quién eres, sintiéndote fluir desde mi mente, mi alma y desembocar en un ritmo cadencioso y envolvente por todo mi ser.
Por ti extraño el peso de los vestidos tortuosos de 5 u 8 kilos pero tan preciosos que se olvida cuanto pesan. Por ti es que extraño visitar cada región con mis piernas danzantes, sentir las pantorrillas encendidas por el entrenamiento, los exóticos aretes y el cabello trenzado por las sendas de las culturas.
Lo mejor de todo eran las presentaciones los sábados por la tarde, donde todos podían ver tu belleza en cada uno de nosotros, arriba sobre el escenario, radiante a través de nuestras sonrisas y la de nuestras parejas por sentirte vivo dentro de nosotros. Donde regalábamos una pequeña vista a ti, trayendo el son de cada estado, colores, ritmos y tradición.
Vestir faldas largas y floridas para los entrenamientos, tan suaves que parecían tan sólo una extensión de uno mismo. Esos zapatos negros con clavos en la punta y tacón que al sonar sobre la madera hacían un estruendoso ruido, que eran en sí la fuerza de nuestros pasos. Tu fuerza y la mía a un mismo tiempo.
Representar la unión por medio de un baile que nos llevaba a hacer un moño con los pies, un moño rojo y vivo. O bailar con el abanico, jugando con tu aire.
Porque bailar vestida con el típico traje de Veracruz, con su chalina blanca, un delantal perfectamente bordado y la peineta en la cabeza era un hermoso cuadro. Moverme lenta y elegantemente con un vaso con agua y una flor en la cabeza, seguir un ritual hecho canción, o traer encima un traje de una pieza, originario de Jalisco, color verde limón y decorado con listones gruesos, hacer la falda ondear y que con ella se ondeen los años. No me importaría dejar a mi cuerpo hablar de nuevo para ti.
Quizá el baile folklórico no sea tan estilizado y refinado como otros bailes lo son, pero es fuerte, rico y pasional. Es el mismo y a la vez tan diferente. Es un baile que no esta hecho para ser amado y apreciado por todos. Tienes que saber padecerlo también, horas de entrenamiento, saber portar los trajes, tener gracia al bailar, querer los tortuosos zapatos y no quejarte si no puedes subir algunas escaleras por consecuencia del entrenamiento.
Todo lo vale. Es absolutamente bello subirse a un escenario, comenzar a escuchar tus sones, sentir las tierras y culturas hechas vestido. Bailar con alguien que sienta esa misma pasión por ti. Expresar quien eres tú y quién soy yo con sólo bailar. Dejar que mi cuerpo hable. Que mi sonrisa transmita tu gratitud y amor, que el sonido de la madera chocando con los clavos de mis zapatos sea un anuncio de que tus raíces somos nosotros y que nuestros pasos son más fuertes sobre nuestra tierra originaria.
Para que mi baile sea tu voz
Para desahogar el alma
Para vivir las pasiones
Para destilarme en tu historia
Para hacer fuego el cansancio
Para contar tus leyendas
Para hablar con el cuerpo
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Yo bailaré de nuevo para ti
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Mi México pasional hasta las raíces.
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Dann.
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